miércoles, 3 de octubre de 2007

Sobre Julio Lopez (para debatir)

ESPECIAL FELC

Los medios de comunicación no hablan de Julio López. Afirmación real pero carente de sustento. Dada esta afirmación, conjunta con ella surge un interrogante: ¿son los medios los que instalan las temáticas en la sociedad o es la sociedad quien instala los temas en los medios?

La realidad marca que los medios tienen un poderío impresionante para manipular una agenda periodística que nos indique, como receptores, cuales son los temas a tratar. Pero por otro lado, la fuerte presión de la sociedad puede hacer que inevitable los medios tengan que publicar algún tema que se hizo visible en las calles, en donde realmente surgen los conflictos. ¿O acaso el recordado (y añorado) diciembre del 2001 hubiese sido publicado de no ser porque excedió las visiones y expectativas de todo el pueblo argentino y era imposible de ocultar? Llamado “argentinazo”, aquellas dos largas e intensas jornadas cuestionaron todo poder existente e incluso a los medios masivos de comunicación. Otro ejemplo de la imposición de las temáticas sociales fue el asesinato (sangriento y cobarde) de Maxi y Darío (enfriados luego bajo sus apellidos Kosteki y Santillán).

Clarín, el periódico “más leído por los argentinos”, con fotos recién reveladas del fusilamiento llevado a cabo por el comisario Franchiotti, decidió esconderlas defendiendo a la institución policial. La presión que luego le invocó Pagina 12 publicándolas antes y la gente a las calles cortando rutas y reclamando justicia hicieron que no se pueda desconocer terrible movimiento y punto de inflexión que significó la Masacre de Avellaneda para el campo popular y la sociedad en su conjunto.

Más que un tema, Julio López es una vergüenza. La desaparición de Julio López indigna y repugna. Los periódicos, las radios, la televisión continúan hablando de él. Pero una simple foto no es “hablar”. Lo que hablan son otras cosas: las responsabilidades. Podemos ver como el noticiero de la medianoche recuerda a su final siempre con una foto de López. Podemos ver las recompensas (vergonzosas) del gobierno nacional publicadas en los diarios. Podemos ver en la radio un spot que diga “te estamos buscando Julio” y bla y bla. Todas operaciones típicas que realizan los medios, pero nada profundo: no se indican responsabilidades ni se marca la relación perversa entre gobierno nacional-policía con métodos heredados (por escuela) de la dictadura del 76-. Una imagen dicen que vale mil palabras, pero este no es el caso.

Sin embargo, el asunto sería distinto si la sociedad presionara sobre los medios. No sucede. La gente se escandalizó con la desaparición de López, pero el tiempo hizo que lo olviden y se naturalice su ausencia. Quizás porque era un militante (con el desprecio que se le tiene a la política hoy en día), quizás porque todo fue muy “raro”, quizás porque... No importan los quizás. La sociedad se apena, pero no hace nada por su aparición. Algunas que otras marchas cada vez con menos asistencia. Imaginemos una increíble marcha de cincuenta mil personas y lo inevitable de que los diarios la publiquen al otro día en primera plana. Los medios, por un lado, no pueden dejar de hablar de una persona desaparecida en democracia (que en realidad no es la primera que desaparece)

Pero lo real es que hay desigualdad de fuerzas. Los medios tienen poderío económico (vaya que lo tienen) y fuerza para imponer los temas. Lo que nos resta, como pueblo, como argentinos, como pobres, obreros, desocupados, gays, lesbianas, travestis, putos, putas y todo el conjunto de los sin voz, de los acallados es luchar (como veniamos haciendo) pero sin rendirnos.

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FELC

POR EL CAMBIO SOCIÁL!