sábado, 23 de febrero de 2008

Buenos Gayres: la agonía de nuestros derechos

Por Leandro Fogliatti – (Redaccion SentidoG.com) En su edición del 7 de febrero, Revista Veintitrés describe un pujante sector gay de la Ciudad de Buenos Aires, denominado “Buenos Gayres”. Las razones de este florecimiento son fundamentalmente comerciales y la primera parte de este informe se dedica a detallar (con una discutible aproximación a la realidad) las estadísticas de esta bonanza mercantil y los emprendimientos más destacados: desde hoteles hasta agencias de turismo, desde circuitos y paseos hasta wineries.Sin embargo, lo que deseo destacar de ese informe es la amenaza política que se avecina sobre este mismo sector… ¿O acaso no sea uno solo?El informe incluye las poco felices declaraciones de Nora Guinzburg, diputada nacional del PRO, para quien gays, lesbianas y trans somos una minoría caprichosa que busca gozar de instituciones “naturalmente” creadas para personas heterosexuales, como el matrimonio o la paternidad. Y, como si esto fuera poco, Norita remata que tenemos una discapacidad para tener hijos. Sí, amigo lector: discapacidad.No menos inquietantes son las contradicciones en las que incurre el Ministro de Cultura y Presidente del Ente de Turismo del Gobierno de la Ciudad, Hernán Lombardi. El ministro anticipa estar diseñando una estrategia de promoción turística para incluir el sector gay de Buenos Aires, pero en párrafos posteriores aprecia como una provocación que nuestra minoría pretenda derechos como el matrimonio o la adopción.Tal vez se encuentre en la esencia misma del macrismo esta desconcertante contradicción. El entronque de una derecha, al mismo tiempo empresaria y católica, pretende desarticular la minoría gay, lésbica y trans en dos dimensiones con valores disímiles. Por un lado, desde el punto de vista empresario, evidentemente somos un nuevo nicho de mercado, imposible de ignorar. Sin embargo, desde una perspectiva católica somos, a lo sumo, dignos de misericordia.La consecuencia de este combo de inquisición y vanguardia comercial es nada menos que la reorganización del mapa político del sector gay de Ciudad de Buenos Aires. A partir del nuevo gobierno dos Buenos Gayres coexistirán, con diferentes proyecciones de supervivencia: la Buenos Gayres comercial, próspera y explotable; la Buenos Gayres militante, ignorada y combatible. Los senderos parecen bifurcarse sin comunicación posible, y quien intente transitarlos al mismo tiempo podría perderse en un camino confuso y espinoso.Y aquí me surgen algunos interrogantes. ¿Qué haremos los gays al respecto? ¿Qué harán los gays empresarios, por ejemplo? ¿Se solidarizarán con los gays militantes o intentarán sacar provecho de esta situación? Porque si encima de minoría resultamos minoría dividida, una larga historia de luchas y trabajosas conquistas puede quedar sepultada bajo los cimientos de una ciudad hipócrita.

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