viernes, 8 de enero de 2010
AUNQUE EL FACHO SE VISTA DE SEDA, FACHO QUEDA- editorial
Se autodenominan “republicanos”, “vecinos”, “periodismo independiente”, “demócratas”, “la gente”. También se llaman así mismos “guardianes de las instituciones”, “patriotas”, “gente de trabajo”, “consultores empresarios”, “analistas”, “divas y reyes del rating”. Ninguno se animaría a decirlo públicamente, pero todos ellos esconden bajo esta fachada su intención de disponer de gobiernos populares a su gusto y antojo; encubren su conservadurismo y añoranza de viejas recetas y practicas económicas neoliberales disfrazadas de Democracia para volver a la época en que solo se defendían los intereses de los sectores más poderosos. Lo vimos hace unos años atrás en el intento de derrocamiento del gobierno popular de Hugo Chávez, allá en el país hermano Venezuela donde con una maniobra mentirosa decían que el presidente Bolivariano renunciaba a su cargo, cuando en realidad era secuestrado y obligado a renunciar. Lo padecimos bajo la siempre atenta y cómplice mirada del gobierno estadounidense, con el derrocado gobierno popular a cargo de Zelaya en Honduras, y luego con la fantochada de elecciones “legales” según su constitución, pero ilegitimas porque no respetó la verdadera voluntad del pueblo de Honduras. Y ahora somos testigos de cómo la derecha no solo sigue conspirando disfrazada de institucionalidad sino que además actúa. Lo hace en Paraguay donde por estos días el Poder Judicial atentó abiertamente contra el sistema democrático, al emitir una sentencia que viola la constitución ya que pretenden reincorporar a dos magistrados removidos por el procedimiento constitucional del Juicio Político.
Y nos pasa de un modo u otro, también a nosotros. En los últimos meses vimos como la derecha avanza sin prisa pero sin pausa. Desde aquella famosa batalla por la resolución 125, con la mayor traición política del que fuera víctima el gobierno nacional de su propio vicepresidente.
Referentes políticos de los sectores más reaccionarios se reagrupan y se reúnen, como por ejemplo, el ex caudillo bonaerense Eduardo Duhalde hace meses con Cecilia Pando, férrea defensora del terrorismo de Estado. Y ahora, con el empresario y diputado Francisco De Narváez. Toda una señal política y de intenciones.
La derecha sigue atacando por todos los frentes, lo hizo evidente al intentar frenar la Ley de Servicios Audiovisuales, atacando y acusando de populistas las políticas progresistas que se aplican desde el Estado.
Y lo seguirá haciendo de forma disimulada, camuflada. Cómo identificarla? Por su ideología, por sus intereses. Reivindican, defienden, excusan y/o se relacionan con represores. Proponen y legitiman la teoría de los dos demonios. Piden que el Estado se achique para, en nombre de agrandar la Nación, ellos en verdad agranden sus ingresos. Son los que hablan de ajuste, los que discriminan a las minorías sexuales, los que están contra la educación sexual, los que niegan a las mujeres el derecho a elegir sobre su propio cuerpo. Levantan muros (literales y de los otros) entre ricos y pobres, piden meter bala, pena de muerte para pobres. Hablan de “menores” si son morochos y pobres, pero de “chicos” si son blancos y de clase media. Son los que defienden los oligopolios económicos y proponen ayudar bancos y empresas a través el Estado pero se espantan cuando éste aplica subsidios a los pobres y la niñez. Son los que afirman que los piquetes de los patrones del campo son mejores que los que hacen los trabajadores y vecinos de las villas. Los que mezclan libertad de empresa con libertad de expresión.
Latinoamérica toda viene padeciendo desde hace décadas pobreza, exclusión, impunidad y desigualdad. En este momento tenemos la oportunidad de conformar la tan ansiada Patria Grande, con presidentes progresistas. Con sus aciertos y con sus errores, pero elegidos por el Pueblo. Sólo éste tiene la autoridad de pedirles cuentas y de sostenerlos en el poder, con el voto popular. Sin ningún vericueto legal, ni falsos custodios republicanos.
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FELC
POR EL CAMBIO SOCIÁL!
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