JUGANDOSELA

Reprimidos, explotados, detenidos, no escuchados por el ex presidente Néstor Kirchner ni por la actual presidenta Cristina Fernández, entre tantas otras duras experiencias que han pasado pero sin bajar jamás los brazos, así se encuentran hoy los y las trabajadoras del Casino de Buenos Aires. Los mismos que allí por el 9 de enero de 2007, hartos de los despidos indiscriminados por parte de la empresa, decidieron hacer uso de su legitimo derecho al reclamo, y un año después se encuentran acampando en la mítica Plaza de Mayo y resistiendo en las inmediaciones de las instalaciones del casino. Son las 23.15 de un miércoles, corre viento en la ciudad de la furia y al pié de la pirámide en el centro de la plaza está ubicada la Carpa del Casino, que recuerda a otras carpas como la Carpa Blanca de los maestros, allá a finales de los nefastos años 90 y comienzos del nuevo milenio. En la plaza no hay nadie, a excepción de los infaltables “Sin Techo”, palomas y algunos perros placeros, el resto, sólo algún que otro auto que pasa. Adentro de las bolsas de nylon que forman la carpa hay unos 6 trabajadores. Nos reciben con toda la buena onda, en sus rostros se refleja el cansancio de la lucha, algo que se ve en cada marcha de trabajadores en resistencia. El cansancio, se los hago notar, no se ve como el de un solo día sino como el de mucho tiempo y efectivamente asientan: “estamos cansados, son muchas horas turnándonos entre estar acá en la plaza e ir hasta el casino, eso sin contar los palazos que nos da la cana”, nos afirma Barbara Browne, una de las despedidas por reclamar lo que les corresponde. Adentro también están Analía, Cesar, Claudio, Julio, Carolina, Martín y Cristina pero ésta es la trabajadora, la otra, la que está en frente, en la Casa Rosada, esa Cristina les ha dado la espalda tal cual lo ha hecho su marido, Néstor. La crónica de la lucha de los trabajadores cuenta que comenzó como tantas otras luchas: a pulmón y por un cambio en las condiciones laborales. Se puede leer al respecto tanto en los medios de prensa alternativos como en los tradicionales, debido a la incesante presión ejercida por los trabajadores y que ya no podía ser desoídas por los medios burgueses. Sin embargo, aquí queremos mostrar cómo es vivir entre unos nylons y pasar de ser un simple trabajador a un ejemplo de lucha apoyada por otros sectores de la población. “Vamos aprendiendo a los tumbos, de a poco, como una vez que teníamos que marchar y olvidamos tener al menos una bandera grande que fuera al frente, así que improvisamos e hicimos cartelitos que decían consignas pero eran muy pequeñas. De a poco vamos mejorando los métodos. No podemos creer que hace unos meses éramos unos simples laburantes y ahora nos invitan hasta de la ex Zanón (Actual FASINPAT, Fabrica Sin Patrones) para conocernos. Han pasado cosas increíbles”. El apoyo que han logrado es inmenso, las adhesiones cuentan desde trabajadores, estudiantes secundarios y universitarios, etc. que toman a la lucha del Casino como propia y levantan y apoyan las banderas de mejoras laborales y fin de la explotación. “Es duro todo esto que estamos pasando pero por suerte tenemos el apoyo de otros sectores de la sociedad y también de nuestras familias”. La familia, ese grupo de personas que uno no elige y que aparece cuando se la necesita y justamente como no van a aparecer las madres. Ya hay Madres de Plaza de Mayo, Madres del Dolor, y ahora han hecho su presentación las denominadas Madres del Casino quiénes no se quedaron de brazos cruzados y decidieron salir a defender la lucha de sus hijos, encadenándose a la reja de la Casa Rosada para pedirle a la presidenta que interceda por los trabajadores. Claro que Cristina no lo hizo, no las recibió y menos aun contestó los tres petitorios que las Madres le hicieron llegar. La aparición de madres por diferentes cuestiones, demuestra, indica que en la bendita Argentina en la que vivimos no se ha resuelto jamás nada o ¿porque sino desde hace mas de 30 años que aparecen Madres por diferentes cuestiones que el “Estado que no está” no resuelve? Es la medianoche exacta y se arma un festejo de cumpleaños que incluye tirones de orejas a la cumpleañera, gaseosas, panchos y el infaltable feliz cumpleaños. Todos lucen contentos por la agasajada y festejan. Algunos regresan de los baños de algún bar y se prenden al festejo. Dentro de la carpa hay una mesita con termos, tazas, bolsas de azúcar y yerba, mas bolsas de no se qué. En otro costado de la hay unos colchones, almohadas, frazadas, sillas. Detrás está la Pirámide de Mayo que hace de guardaespaldas pero no como los patoteros pagos por el empresario Cristóbal López, que en noviembre irrumpieron en las instalaciones del Casino, amenazando y golpeando a los trabajadores provocando lo que podríamos llamar la segunda intifada del Casino y que se mantiene hasta el día de hoy. La primera intifada había comenzado el 9 enero de 2007 cuando los trabajadores se hartaron de soportar los despidos que la empresa llevaba a cabo debido a los reclamos por falta de condiciones adecuadas para trabajar, intento de encuadramiento dentro del gremio marítimo, lo que les habría hecho perder sus conquistas logradas con mucho esfuerzo, etc. También a unos centímetros de la Carpa, quedó una placa que recuerda a Jorge Julio López, desaparecido hace más de un año sin que desde el Poder Ejecutivo se vea mayor interés en encontrarlo. Su rostro observa el interior de la carpa, como mudo testigo de las injusticias cometidas contra los trabajadores.. Vaya si él sabrá de injusticias. Al frente están los carteles y pintadas desde los cuales le piden a la presidenta que interceda ya que un alto porcentaje de las trabajadoras pierden sus embarazos a causa de las condiciones insalubres en que trabajan, reincorporación ya de los despedidos por reclamar entre otros pero que no tienen eco en Casa de Gobierno. La Carpa es humilde y angosta, está sujeta con sogas. Adentro los trabajadores charlan, hacen chistes, piensan en cómo seguir la lucha. La carpa se sacude con el viento que sopla. Puede parecer frágil pero es tan resistente como la lucha de los trabajadores.