CRISIS HOSPITALARIA NACIONAL

El sistema de salud publico nacional está colapsado. Así se refleja cada día en los diferentes hospitales de nuestro país, mientras no estén de paro o cerradas algunas áreas por falta de insumos. Lamentablemente los que más sufren son quienes utilizamos este servicio que no contamos con obra social y no tenemos un peso en el bolsillo para afrontar una medicina prepaga. El recorrido para conseguir un turno y ser atendido por algún profesional, comienza desde altas horas de la madrugada, en algunos casos desde el día anterior. Con largas e interminables filas, donde podemos observar niños, grandes, ancianos y personas con discapacidad todos pugnando por un lugar. Llevando esto al mal humor y discusiones entre quienes queremos ser atendidos por algún profesional. Habilitan las ventanillas, la gente se tranquiliza, pero solo dura un momento. Y otra vez hay que renegar, con quienes están del otro lado del vidrio y la reja. Que también se molesta con uno (seguramente porque los malos salarios, falta de personal e insumos y caídas del sistema de computación) cuando notifican que los turnos son eternos o no hay especialidades determinadas o aparatos, para tal o cual enfermedad en ese nosocomio. En casi todos los lugares, uno tiene que “pagar” un bono de colaboración a voluntad, en algunos casos es solamente de palabra, porque si no contás con dinero te podes ir olvidando del turno ese día. Te hacen ir a la asistente social para “declarar” que verdaderamente sos carenciado, que tu familia y vecinos no pueden ayudarte con plata porque ya te dieron para viajar. Es decir, te rebajan como persona, por el solo hecho de pedir ser atendido. Después de todas esta peripecias y lograr conseguir un turno, otra vez a realizar una nueva cola. Como si esto fuera poco, hay que estar de pié todo el tiempo, que ya es de un par de horas bastante larga, la otra opción es sentarte en el piso. Cuando el médico por fin llama y te atiende, empezás a rogar, internamente, que no te derive a otro profesional o que mande a realizar algún estudio complementario, porque hay que empezar todo de vuelta. Si no es de urgencia lo que tenés, olvídate de ser atendido en esa semana y metalízate que hay para rato, es decir en un par de meses. Si con suerte encuentran el mal que te aqueja en ese preciso momento, estas un poco mas aliviado, hasta que te dan la buena noticia que es, ni más ni menos, realizar un tratamiento, tomar medicamentos (si lo podes comprar o manguearlo a alguien) y visitar de vuelta al hospital para ver como estas. Esto, lamentablemente, sufrimos diariamente quienes nos atendemos en los hospitales públicos. El sistema está colapsado por la cantidad de gente que lo utiliza y por la falta de profesionales médicos en todo este ámbito. El descuido y el abandono en que se encuentra la salud y los edificios son verdaderamente vergonzosos. Quienes tuvieron y tienen la obligación de preocuparse para que esto cambie de una buena vez, miran para otro lado. No es porque no haya dinero, si no que piensan que esto es un buen negocio y obviaron que es una prioridad indispensable y un derecho de la comunidad. Cuando la mentalidad de quienes nos gobiernan cambie y se den cuenta que la atención de la salud para el pueblo, es mucho más valedera que un par de pesos, ahí podremos decir que piensan en nosotros. Los más desprotegidos. La foto que acompaña esta nota es del interiór del Hospital de Clinicas de la Ciudad de Buenos Aires. FOTO: FELC