miércoles, 17 de junio de 2009
LAS TRES MIRADAS: CONFLICTO PALESTNO-ISRAELÍ
Que a favor, que en contra. Todos opinan pero muy pocos saben la historia de la antigua Palestina y la formación del Estado de Israel sobre esa tierra. Esta nota tiene un humilde objetivo: que el (o la) que no entienda nada del enfrentamiento entre los señores con pañuelos cuadrille en la cabeza y los hombres con barba larga y sombreritos pequeños; pueda, no tomar posición, sino evitar caer en el prejuicio.
Meses atrás conmovió la avanzada del ejército israelí sobre la Franja de Gaza, en donde fallecieron 13 israelíes y 1.341 palestinos. ¿A quién defender, al que tuvo más cantidad de muertos? ¿O al que más fue atacado? ¿Pero cual fue el más atacado? En el fondo, ¿Por qué defender a alguno?
Queda todo muy lejos y para complicarla: es otra cultura, la árabe. Nos enseñaron en la escuela que en Medio Oriente siempre hubo guerras. En la Biblia misma nombraban la tierra en disputa, Palestina, que antes se llamaba Canaán.
Siempre estuvo habitada por gran cantidad de pueblos, como los cananeos, los filisteos, los hebreos, egipcios y babilonios. Fue invadida por el Imperio Turco desde 1516 hasta 1914, fines de la Primera Guerra Mundial, cuando Gran Bretaña (vencedora) se queda con la zona. Ahí entran en juego nuestros protagonistas: en ese momento había 604.000 palestinos y 85.000 judíos.
Cuando los británicos se aburrieron de divertirse con dicha gente, deciden abandonar la tierra y la deja a decisión en manos de la Organización de las Naciones Unidas, pero ya se habían mandado una macana importante. Los palestinos venían exigiendo su derecho a tener un Estado propio para constituirse como país y ser reconocidos a nivel mundial y los británicos les habían prometido su independencia si cooperaban en derrotar a los turcos. A su vez (contradictoriamente) se les había reservado la tierra al sionismo, un movimiento europeo que planeaba la creación de un Hogar Nacional para que vivan todos los judíos de todo el mundo. Corrieron con una ventaja: fue escrito en una declaración que se firmó en 1917, que se la llamo Balfour.
Su líder máximo fue Theodor Hertzl, tenía un slogan “un pueblo sin tierra que busca una tierra sin pueblo”, ¿Pero cómo, este tipo era tonto que no se daba cuenta que había gente viviendo ahí?
El 29 de Noviembre de 1947 la Organización de Naciones Unidas (ONU) (que siempre interviene en… todo) lanza la resolución 181 con la cual decide partir Palestina en dos (para que no se peleen): una parte árabe del 45 por ciento del territorio original y otra parte judía del 55 por ciento; con la promesa de fundar los dos futuros Estados. Sin embargo, el 15 de mayo de 1948 se fundó el Estado de Israel, conocido por los árabes como “Al Nakba” (que significa catástrofe) y por los judíos como la independencia y el territorio palestino quedo dividido en dos “pedazos”: la Franja de Gaza y Cisjordania (nombre que recibe por estar pegada al país Jordania). Los Estados árabes que rodean la zona salieron a defender a la población árabe nativa, durante varios y sucesivos enfrentamientos; pero les salió tan mal que Israel ganó más territorio que el que le correspondía en el plan de partición de la tierra. La mayor expresión fue la guerra de los Seis Días, en 1967.
Los famosos refugiados son los 800 mil palestinos resultantes de este hecho, que expulsados directamente de sus hogares tuvieron que crear campamentos para vivir (algo así como las villas miserias argentinas o las favelas brasileras, pero más pobres).
En la actualidad, los dos pueblos se mantienen en constante agresión. Es por eso que la sociedad israelí es militarizada y el servicio militar obligatorio, dado que los palestinos desean recuperar su territorio y lo hacen mediante inmolaciones o atentados suicidas, que los llevó a que los cataloguen como terroristas. La más conocida de sus formas de lucha es la llamada Intifada (que en árabe significa levantamiento) de carácter masivo del pueblo palestino, que ocurrió en el año 1987 y en el 2000. Son jornadas intensas de manifestaciones en las que se tiran pequeñas piedras contra el ejército israelí y en donde la comunidad palestina da cuenta de que aún sigue en resistencia. Además, Israel construyó en el año 2002 un Muro (como el de Berlín), que protege su país pero le corta el paso a los palestinos de un lugar a otro, el acceso al agua y a los servicios más básicos, como a hospitales y escuelas. Los palestinos lo llaman “de apartheid” porque se parece al régimen que había en Sudáfrica de discriminación a la población negra; los israelíes, “de seguridad”.
Para los judíos, los escritos bíblicos del Antiguo Testamento dicen que Abraham tenía una “tierra prometida” ¿pero que hacemos si ese lugar ya está habitado por gente? Desde la mirada occidental, lo más justo sería dividir los dos Estados y que dejen de pelearse. Desde el punto de vista palestina, no hay porque creer en los mismos y mucho menos cuando se tienen descendientes históricos en la tierra. ¿Y por qué un pueblo tiene que creer en la doctrina de otra religión diferente a la suya, y más si lo que dice es que la casa donde vivo es de otras personas? Las tres miradas parecen razonables y justas. ¿Por cual abogar? ¿Hay solución?, nos preguntamos todos hasta este momento.
Pensemos en el sufrimiento de los judíos, que vivieron un Holocausto nazi que terminó con seis millones de personas. Pensemos también en los derechos: tener una casa o una tierra hace años y el que de un día para el otro te la quiten, alegando por ni siquiera papeles, sino escritos bíblicos. Ese es el fondo del a cuestión. Eso sí, lo que parece ser un conflicto entre religiones es más que eso: tiene raíces políticas profundas. Y ya no podemos decir que no sabemos de qué se trata.
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FELC
POR EL CAMBIO SOCIÁL!
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