jueves, 10 de septiembre de 2009

EDITORIAL: ¿CRISTINA, EN QUÉ QUEDAMOS?

En (aparente) plena crisis mundial del capitalismo las consecuencias se hacen sentir en nuestro país. Como siempre, los empresarios, "dueños" de los medios de producción, pero no generadores de la riqueza, despiden a cientos de trabajadores por la clásica reestructuración de personal y ante la activa posición del gobierno de la Presidenta Cristina Fernández. Lamentablemente, esa veloz y rápida acción es en contra de los trabajadores y a favor de la patronal agro-industrial. Tomemos un conflicto para ejemplificar el no-accionar del gobierno nacional: Kraft-Terrabusi, ubicada en General Pacheco, 170 despidos por pedir medidas de higiene ante la pandemia de gripe A. El Ministerio de Trabajo dicta la Conciliación Obligatoria (CO), los y las trabajadores retornan a la empresa pero no a sus puestos de trabajo sino que son apartados, en un trato alevosamente discriminatorio, a varios metros de dónde trabajaban para que no hablen con el resto de sus compañeros. La empresa de capitales extranjeros se burla de las legislaciones argentinas (no es que alguna vez las hayan respetado o que sean leyes intachables), prácticamente no acata la CO porque no repone a los obreras en sus puestos originales. Entonces los trabajadores permanecen dentro de las instalaciones pero las Fuerzas Represivas del Estado, con la vergonzosa Policía Bonaerense reprimen salvajemente a laburantes y sus familias sin importar nada. Recordemos que la bonaerense responde al gobernador Daniel Scioli, aliado kirchnerista, mismo proyecto, mismo discurso que el matrimonio presidencial. Entonces, el gobierno nacional no castiga a los empresarios explotadores sino que les da amparo porque no muestra ninguna acción contundente para afirmar su "defensa del trabajo de los argentinos y argentinas", como afirmara Cristina. Los obreros y obreras deben siempre soportar ser mal remunerados, explotados, trabajar en condiciones deplorables y mucho más y cuando piden algo tan elemental como medidas para preservar su salud y la de familiares, los dejan en la calle sin mediar palabra. Reclamar es sinónimo de despido. Hemos escuchado hasta el hartazgo a la Presidenta decir que su proyecto es popular, nacional con inclusión social y de defensa de las fuentes de trabajo pero en la retórica suena hermoso, no así en la praxis: los trabajadores han recurrido a Trabajo para ser defendidos y revertida la situación pero sólo han encontrado un tibio accionar y discurso por parte del ministro de Trabajo, Carlos Tomada. Veamos: él responde a lo ordenado por Cristina, ya que ella es la que manda y él quien obedece. Entonces, si Tomada no defiende a los obreros, no castiga a los empresarios, no acciona de ninguna otra forma contra el abuso de poder patronal, entonces quiere decir que Cristina le ordena hacerlo de ésa manera. Por una lado la Presidenta se vanagloria de su rol de defensora de los Derechos Humanos, de su gobierno "nacional y popular" que "siempre defenderé a los que menos tienen" pero por el otro, en los hechos hace todo lo contrario y defiende, por acción u omisión a la patronal explotadora. Entonces, nos preguntamos: ¿Cristina, en qué quedamos?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Gorila, la presidnta hace màs de lo que cualquiera de la oposiciòn hizo o harìa..

FELC

POR EL CAMBIO SOCIÁL!