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Por Gonzalo Tomás Pérez para Fuego En Las Calles. Fui a desayunar al bar. A veces me gusta darme esos lujitos. Pido una de esas promociones de café con leche con medialunas y leo el diario. La portada del “Gran Diario Argentino” me sorprendió. En un título que ocupaba media tapa decía: “Otra mujer murió por un aborto clandestino” Dentro, la crónica incluía un reportaje a la madre y a la abuela. Había fotos de su casita humilde y de los vecinos del barrio que se habían acercado al velorio. En ese momento en la televisión del bar, la señal de noticias de ese mismo diario ponía al aire una placa anaranjada – porque el rojo los ruboriza - con gigantes letras blancas diciendo “Urgente” y el fondo de una música bastante terrorífica. Después de esa placa el conductor anunciaba: “Otro niño muere por desnutrición” y le daba paso a un movilero que estaba apostado en la puerta de un hospital bonaerense. Le hacía preguntas a cualquiera que pasaba por el lugar y las respuestas eran de total indignación. ¡Así no se puede seguir! decían, ¡Algo hay que hacer!, ¡Todos los días lo mismo!. El movilero no se preocupaba por indagar mucho más, pero no hacía falta porque había testimonios desgarradores. Ese mediodía la parejita de conductores del informativo familiar, también abrió el programa con gesto adusto. Entre los dos anunciaron: “Otra muerte por accidente laboral” y dieron paso a un completo informe de lo sucedido incluyendo reportajes a los compañeros de la víctima, a sus empleadores y a representantes sindicales. Pero el informe se interrumpió con el ya clásico “Urgente”: “Un nuevo bebé murió por desnutrición”. Corte al movilero en otro barrio, en este caso de Rosario. Indignación y dolor. Familiares llorando y vecinos con bronca. En el piso del canal publicaron una encuesta: ¿Cree Ud. que la causa de la desnutrición es la pobreza? Mandando un mensaje al 3030 se podía participar. Pero a la hora del noticiero de la tarde pasó lo que tenía que pasar. La gota que rebasó el vaso. Fallece por un aborto clandestino la sobrina de una empleada de Luisa Albinoti. (Recordemos que Luisa Albinoti estaba reemplazando en su programa diario a la diva de los teléfonos mientras ésta hacía un tratamiento para adelgazar en Punta del Este). Lu convoca a una conferencia de prensa espontánea. Al día siguiente todos los programas de chimentos reproducen sus dichos. ¡Esto no da para mas! ¡Cada dos días muere una mujer por abortos ilegales! ¡Que esperan para legalizarlo! Enseguida la farándula se solidariza. El conductor más famoso cuenta que a su mujer no le pasó porque pudo pagar un buena clínica, pero ¡nadie está exento, che!, dijo. Cuando todavía estaban frescas estas repercusiones, los canales de noticias transmiten casi en cadena otra muerte. En el mismo barrio de la sobrina de la empleada de Lu, muere el albañil de toda la vida del ex manager del Diez. La empresa constructora no cumplía con las medidas de seguridad para sus trabajadores. Más reportajes a divas y a divos. Los programas de chimentos se vuelven expertos en abortos clandestinos, en muertes por desnutrición y en accidentes laborales. ¡Algo hay que hacer! ¡Ya no se puede vivir así! coincide toda la farándula. Hasta acá lo que podría haber sido y no fue. Era un relato para desnaturalizar lo que parece dado, y hacernos unas preguntas, que de tan obvias nos da pudor realizarlas: si los abortos clandestinos, las muertes por desnutrición y los accidentes laborales junto a los de tránsito son las principales causas de muertes evitables en nuestro país ¿por qué casi no aparecen en los medios? Si cada cuatro días muere una mujer por aborto clandestino, si cada dos horas muere un niño o niña por desnutrición ¿Por qué no vemos a cada rato movileros, reportajes, encuestas, sobre esos temas? No se trata de ver algún informe de vez en cuando. A cada rato. Proporcional a la realidad. Trato de no creer en las teorías conspirativas, pero dicen que el dueño de un canal de TV, que además es candidato a Diputado Nacional, dio la orden de que el 50% del tiempo de sus informativos se ocupen con hechos delictivos y de violencia. Parece que otros dos canales de cable dedicados específicamente a las noticias le siguieron los pasos y ordenaron lo mismo, al igual que los noticieros de un canal de aire ubicado en Constitución. Todo esto no quiere decir que los hechos de violencia no existan. La violencia existe y es heredera de la marginación, la exclusión, la desigualdad y la impunidad que nos legó la dictadura militar y el menemismo. Pero está claro que también existe algún tipo de intencionalidad en mostrar determinada clase de muertes y ocultar otras. El término “inseguridad” es un término muy inteligentemente creado hace poco más de una década. Tiene la potencia de no querer decir nada. ¡Hagamos una marcha para pedir más seguridad! Entonces después de la marcha ¿qué nos tendrían que dar? ¿una bolsa de seguridad para cada uno? ¿100 mg de segurocetamol por persona? Si vamos al diccionario vemos: Definición de INSEGURIDAD: Falta de seguridad. SEGURIDAD: Calidad de lo que es o está seguro SEGURO: Libre y exento de todo peligro o daño Ok. Lo que pedimos, entonces, es estar exentos de todo peligro o daño. Cualquiera que pueda reflexionar un poco sabe que eso es imposible, por lo que la intención es que no reflexionemos y que el miedo nos paralice. El paso siguiente es buscar que mágicamente nos “curen” el miedo con recetas fáciles de aumento de penas, venganza y mano dura. Las violencias y las muertes seguirán – porque las causas son otras – pero nuestros miedos habrán contribuido al ocultamiento de las verdaderas causas, al negocio de las empresas ligadas al rubro, a la creación de “enemigos sociales”, a la discriminación, a la estigmatización, al prejuicio y al aprovechamiento político de quienes prefieren utilizar el miedo como mecanismo de control social.