A VOS PORQUE NO TE PASÓ

Por Gonzalo Tomás Pérez para Felc: Ojalá no sea el único, pero a veces tengo esa sensación de creerme extraterrestre. Uno prende la televisión o escucha cualquier radio y pareciera que la totalidad del país busca venganzas sangrientas para castigar crímenes sangrientos. Siglos de civilización para construir algunas tenues garantías que nos alejen del ojo por ojo y diente por diente, se esfuman en la programación mediática diaria. Ante un hecho doloroso, como lo es cualquier muerte, nunca se buscan las voces de quienes puedan aportar calma, reflexión y soluciones. Se repiten hasta el hartazgo declaraciones de primas, vecinos y familiares que piden “mutilaciones de a poquito” a un pibe de 14 años. Si alguien por casualidad realiza “en vivo” alguna declaración menos crispada y más reflexiva obviamente nunca será repetida. Ni los vecinos y vecinas, ni periodistas (que tendrían mayor motivo por su profesión) se toman algunos minutos para hacerse otras preguntas: ¿Para quién roba un auto un pibe de 14 años? ¿Quién se lo pide? O si lo usara para otros asaltos ¿Quién le compra lo robado? ¿Para quién trabaja? ¿Por qué dispara un pibe de 14 años? ¿Qué vida tuvo? ¿Deberá afrontar una responsabilidad por haberlo hecho? Obviamente, pero ¿Eso evitará que otro pibe en su misma situación haga lo mismo alguna otra vez? En ocasiones, cuando hablo de estas cosas me han dicho: “Claro, a vos porque no te pasó”, como si únicamente estuviesen habilitados a hablar del tema las víctimas y sus allegados, cuando es evidente que no están en condiciones de hacerlo desde ese reciente dolor. Igualmente me gustaría decir que mi currículum incluye en total seis o siete “hechos policiales”, entre intentos y asaltos concretados, en todos mis años de existencia, alguno con arma de fuego a la vista e incluso uno con un cuchillo al cuello. Afortunadamente en ninguno sufrí más heridas que algún moretón. Posiblemente por eso no esté totalmente habilitado a opinar sobre el tema y tampoco podría si hubiese sido yo una “víctima fatal”. Es por eso que, a modo de testamento, quisiera dejar sentado en este blog algunas pautas que me gustaría que se cumplan si tengo la mala suerte de ser otra víctima fatal de la inseguridad. Es probable que para la gente más cercana y que me conocen bien, esto vaya a ser redundante. Pero nunca falta algún viejo amigo que se olvida de las cosas que pienso, o algún vecino que opinará de mí que “era un chico tan bueno” y después se desate con una sarta de idioteces que me harían revolcar en la tumba. Así que para que no haya confusiones, ahí va: .- Si mi victimario fuese menor, quiero que primero lo conozcan, conozcan a su familia si la tuviera, traten de entender qué fue lo qué pasó y por todos los medios disponibles se intente que la vida de ese pibe cambie para que nunca más mate nadie. Sólo así entiendo la Justicia. .- Es obvio que las personas más cercanas sentirán dolor por mi muerte. No quiero que ese dolor se transforme nunca en ánimo de venganza. Las energías que genere ese dolor me gustaría que las canalicen en procurar el desarme de la población, incluso de las fuerzas de seguridad (que a esta altura, pueden tener métodos mucho más modernos que las balas de fuego si necesitaran detener a alguien) .- Si llegara a ser víctima de la policía y su gatillo fácil, tampoco busquen vengarme, obviamente, pero me gustaría que quede claro los mecanismos institucionales que permitieron por acción u omisión que eso sucediera. .- Si por alguna cuestión mi muerte se convierte en un hecho mediático, me gustaría que lean este pequeño testamento. Es probable que después de eso no los molesten más, ningún medio se interesará en repetirlo. Me gustaría que la mayor cantidad de personas posible, deje por escrito algo similar. Es que una vez muertos se dicen tantas estupideces y se hacen aprovechamientos tan despreciables que no estaría nada mal prevenirlo.