sábado, 6 de junio de 2009
LA PRESIDENTE, ES MALA LECHE
Por Gonzalo Tomás Pérez para FELC.Cristina Fernández, todos lo sabemos, preside la Argentina. También sabemos que tiene algunas obsesiones con las que insiste permanentemente y no se caracteriza en lo más mínimo por dar el brazo a torcer o traicionar esas convicciones. Hay quienes la odian por eso y quienes la admiran por lo mismo.
Pero en un tema particular tiene la oposición de algunas personas de todo el arco ideológico. Horacio Verbitsky en Página 12, Ismael Bermúdez, Ana Barón, Daniel Santoro, en Clarín, casi la totalidad del diario La Nación, los cables de la Agencia DYN, la línea editorial de Crítica, los comunicados de las patronales agrarias, la Sra. Elisa Carrió, el Sr. Julio Cleto Cobos, por ejemplo, insisten en contrariarla.
Hagamos un pequeño ejercicio antes de entrar en tema: leamos el titular “Un grupo de 15 trabajadores salió a protestar” Ahora, imagínese ese grupo, cómo visten, edades, nombres, etc. Hágalo, espere un poco y lea este otro titular: “Un grupo de 15 trabajadores y trabajadoras salió a protestar”. El ejercicio puede fallar, pero la absoluta mayoría de las veces, con la primera frase, no se imaginan mujeres.
El lenguaje invisiviliza. Los genéricos que nos enseñaron en la escuela primaria son parte de una lengua construida por varones. Por un solo momento imaginemos que desde el origen hubiese sido al revés: todos los genéricos en femenino. ¿Cómo nos sentiríamos los varones con una lengua que siempre nos excluiría? Al tratarse de una lengua viva, las normas van cambiando y adaptándose al paso del tiempo. La Real Academia Española (que tanto les gusta citar a muchos y muchas, olvidándose que estamos por cumplir 200 años de independencia de los Reyes de España) acepta categóricamente que se diga “Ministra”, “Jueza”, “Médica” y “Presidenta”.
Hace tiempo circula un correo electrónico argumentando varias reglas ortográficas por las que siempre, aunque la que ocupe el cargo sea una mujer, la forma correcta sería decir “Presidente”. No solamente está equivocado, sino que se utiliza de forma abiertamente política como una estrategia más de oposición. Si la Presidenta pide que la llamen con la “a” final, ahí está entonces la Sra. Carrió para oponerse hasta en eso. Justamente ella que conoce muy bien, porque lo reclamaban desde su partido, la necesidad de un lenguaje inclusivo (que además ya es parte de la normativa legal de la Unión Europea). Ahí está también Cobos remarcando la “e” final, o muchos periodistas que al decirle “Presidente” a Cristina pareciera que enarbolan la bandera de la liberación masculina. Hay diarios y dirigentes opositores que incluso le dicen Presidente a Cristina pero Presidenta a Bachelet.
Mucha gente que tal vez no esté acostumbrada a estas argumentaciones es probable que lo haga de buena fe, pero tratándose de personajes como los nombrados mas arriba, estoy convencido que decir la Presidente, es mala leche.
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FELC
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